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lunes, 11 de junio de 2012

Padres

No estoy hablando de curas, ni cosa por el estilo, sino de padres...los verdaderos, los que crían de corazón. Esos que como mi marido, no se pierden un quince de los muchachos. Mira que ha corrido la Isla entera detrás de nuestro hijo, y cómo baila con nuestra hija. Antonio es un buen padre, de esos que se sienta a conversar con los muchachos, de los que ha pasado las noches mirando al techo preocupado por las cosas que no se pueden controlar, por las decisiones que toman los  chicos, y por taaaaantas cosas, que es mejor ni mencionar.
Mi marido es un éxito en esto de ser padre, y no crean que lo aprendió del suyo, que fue un padre ausente, y quien ahora, en sus años seniles, lo llama de cuando en vez. El rompió el ciclo de un hogar disfuncional. Eso lo admiro mil veces....por que sobrevivió a su niñez y aprendió a distinguir lo bueno de lo malo.

En mi caso, mi padre estaba como perdido en el espacio, y todavía lo está. En mi niñez lo que más recuerdo eran las palizas que me daba y sus borracheras. Después en los años de adultez, como ya yo no vivía en casa, las cosas se aliviaron un poco, y ahora, ni nos hablamos.   Si tengo algo que lamentar es que no lo puedo ayudar y, menos aún, tolerar a estas alturas, porque respeto la decisión que tomó de alejarse de su propia familia.

Por lo menos, con las herramientas correctas para evolucionar en mi conducta, puedo decir que como no soy perfecta ni pretendo serlo, con varios errores, he tratado de no continuar el mismo sendero de mi padre y, por ello, si me tomo un whisky o dos es con mesura, sabiendo lo que es intoxicación, y más aún cuando hablo y escribo, reconozco mi responsabilidad.


No importa en qué mundo andes, padres, madres, hijos, somos todos, y lo más importante es aceptar que no controlamos nada, Let it be, como cantaban los Beatles, es reconocer que somos humanos. Ea, y por si acaso, a los buenos padres, que sigan así, y a los malos, que se los lleve un demonio atómico...

Zape

No, es que te digo que a uno le pasan cosas, que lo menos que se puede decir es ¡Zape!
Sí, esa palabrita que casi cae en desuso por poco la grito las otras noches cuando estaba con unas amistades en un evento de un whisky. Sólo ver a dos pilas de porras, entiéndase nenitos, tratar de josear, palabra regional que significa lo mismo que gansear, tragos por parte de uno, que por que es mujer y está sola, creen que es una cougar, está demás. ¡Zape!  Piropos baratos, sin clase, ojitos de yo no fuí, y salamerías de esas no bregan conmigo. Entiéndelo mijo, que no soy Demi Moore...y arranca pa´l carajo porque yo no tengo que estar acompañada para darme a respetar. Mira y que a mí. Lo lindo es que esto es un modus operandi todo el tiempo y como hay quien cae en el juego, lo siguen intentando. En algún momento de mi vida, eso pensaría que le ocurría a los hombres...error y crisis. Ahora, no importa la edad, el sexo, la etnia o el pensamiento --esto es como la ley antidiscrimen-- viene un pela´o a hacerte el cuento pa´sacarte par de pesos. Pues no, las cosas no son así y de ahora en adelante mi palabra rescatada del baúl de la memoria es ¡Zape! Más vale sola que mal acompañá...