Vistas de página en total

martes, 18 de marzo de 2014

La fiebre del desmayo

Estoy convencida de que esta noche tendré pesadillas.  Cuando solo esperaba poder atender asuntos de mi otro blog, por desgracia vi el noticiario de la tarde. Entonces, en plena pantalla de la tele, en tamaño de exageración oportuna, vi el revolú que se formó durante el día de hoy en las oficinas del Autoexpreso por la condená amnistía.

En los últimos meses ha habido amnistía para cuanta cosa exista de impuestos en esta Insulita. Sé, deep in my heart, que no se trata de ayudar a los morosos y fastidiar a quienes pagamos a tiempo. Es que no hay manera de agarrar to´los chavos que están choretos en multas y otras transacciones porque no hay fiscalización eficaz, y  menos sistemas automatizados al día. Esto se hubiera resuelto con una aplicación para el teléfono inteligente. 

A estos detallitos insignificantes para cualquier batata con corbata o uñas acrílicas posible, y que me perdonen esos nobles tubérculos, de esas que están detrás del escritorio y no tienen que trabajar con el público directamente, añado la proliferación de arrestos de pseudo empleados públicos que se fututeaban un sueldo más comisiones por debajo de la mesa, y que el FBI se encargó de llevarse, a pesar de los desmayos de una doñita que pasó a la historia social como la desmayá del CESCO.

Drama y más drama alimentó de seguro a la señora entrada en libras que sufrió un colapso en el tumulto de la fila del  Autoexpreso. ¿Acaso los directivos no vieron que ayer los ánimos estaban caldeados? Pero es que ¿no vieron que aquello era y cito a uno de los pacientes de la fila decir que era peor que un concierto de Justin Bieber? Si con eso me impacté ayer, hoy por poco me da un ataque de nervios cuando vi el desmayo de la doña junto después de una garata de otra que le zumbó un barrecampo a un guardia de seguridad. 

Entonces, en aquel piso que tenía cuanta mugre pudo cargar zapato alguno, se desmaya la voluptuosa. En cámara lenta, cuando caía al piso, todos los presentes menos el macharrán, sacaron los celulares y filmaron la escena. El epicentro seguramente lo registró la Red Sísmica de Puerto Rico. Pero, el daño colateral vino cuando el hombre aquél, que espero muchas veces que la conociera bien de atrás, le agarró los pies y la haló como puerca robá. No se la echó al hombro, no la aguantó, ni siquiera intentó levantarla. La dignidad de la desmayá quedó por el piso al igual que la melena que sacó todo el polvorín de las losetas. ¿Tendría extensiones? Si las tuvo eran mejores que las de JLo.

Moraleja: No voy a tumultos, y la madre del que saque un celular para tomar vídeo de cómo me desmayo para que lo pasen en los noticiarios del país. Seguiré mi dieta eterna para que no me arrastren como saco.