Vistas de página en total

lunes, 15 de septiembre de 2014

Es que no todas somos iguales GRACIAS.

Luego de un análisis que me ha tomado unos cuántos días de reflexión en esto de la distancia y categoría entre el sexo femenino y el masculino, no importa cuánto tiempo pase, ni las modas ni las tendencias, hay que ver que no todas las mujeres somos iguales, ni nos recortaron con un moldecito de galletas. Tampoco aceptamos que nos conceptúen entre yales, busconas, gold diggers, trepadoras, y toda la suerte de epítetos que nos achacan solo por ser luchadoras, trabajadoras y para colmo, sinceras.

Mire compay Chencho el Gamba´o, que no tengo que vestirme a lo Maripily--reprendida de conciencia quedo-- ni usar la última moda aunque me joda, para posar de tal o cual manera y tratar de llamar la atención en el selfie de cada día,  porque en realidad sufro de un ataque de inseguridad momentáneo. Me tomo el selfie porque me dá la gana de que me vean como soy, a mi edad, sin filtros ni con más cirugías que la extinta Joan Rivers.

 Primero y antes de seguir con esta cantaleta de las etiquetas que nuestros contrapartes laborales y conocidos prejuiciados tienen a bien  otorgarnos, gratuita e injustamente, aclaro que he trabajado toda mi real vida, y que lo hago con orgullo de ganarme el sustento. Como todas las mortales fajonas, me preparé académicamente, mi reto mayor he sido yo misma, y pienso que con el intelecto puedo llegar a ser mejor ser humano. Eso quiero para mis hijos y mi familia.

La cuestión física que tanta anxiedad pretende crearnos la sociedad es temporal. El hecho de que te pongas un vestido para ir a trabajar y tus  tacas favoritas, no quiere decir que seas una mujer ATH o FM...no andas buscando parejo. Sí, es cierto que por algunas busconas nos han puesto la cruz a todas, nos han dicho de cuanta cosa hay y sí las hormonas nos ponen el complejo B en todo su esplendor, el de BITCH just in case. Tampoco nos prestamos para vivir del hombre o del cuento, esas las hay pero no somos todas. Del mismo modo hay caballeros, en todo el sentido de la palabra, que reconocen lo valiosas que somos, nos honran como debemos y nos aman tal cual somos. Tampoco todos los hombres son como el Viejo Daña´o, ese personaje entre viejo verde y sátiro que se encarna en muchos.

Por lo menos me consta que ni soy una muñeca, ni quiero vivir de nadie, que somos distintos y no pensamos iguales, que me libre de ir en pantalones de payamas a Walmart, o en dubi por la calle, que con frecuencia me repito, que "tendré momentos difíciles pero malos gustos jamás" y como me enfrenté a una larga jornada en el CESCO de Bayamón, con el mantra infalible de "para ellos solo cerveza de la baratex, para mí un champán". Malos momentos se van, los buenos se quedan en el recuerdo. Atúquiti y me recojo a leer en francés a prepararme para cuando regrese a tierras galas.