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viernes, 24 de enero de 2014

Andanzas en la Isla de las Maravillas

Cualquier gestión que involucre alguna agencia de gobierno de la Insulita Maravillosa ya no me aterra como en otros tiempos. En vez de agriarme la existencia viendo la ineptitud de un sistema disfuncional, me preparo emocionalmente para encontrarme la realidad de nuestra gente, con todo su esplendor.

Hace par de semanas, el Centro de Servicios al Conductor...¿Servicios? Sobreviví al sal pa' fuera con estoicismo. De eso no tuve dudas.

En estos días la historia parecía repetirse pero en el Centro de Recaudos Municipales alias CRIM, que con dos letrecitas más es CRIMEN.

Una vez preparados mis papeles, quise ir a pagar. Ah, cierran a las 4:30 pm...llegué a las 3: 27. Me toman los papeles, y me dicen solamente aceptamos pagos hasta las 3:30 pm. Miro mi reloj, y precisamente esa era la hora. Pensé que si no persuadía a la empleada, me jodía pues tenía que volver a un edificio que no cuenta con estacionamiento y hay que hacer malabares para dejar el carro. Tampoco tiene facilidades para bicibletas, llega como puedas.

Ok, me resigné y pregunté si luego de los cómputos, podía pagar on line, civilizadamente. La contestación fue tajante: Si paga on line no se aplica la amnistía. What? Casi muero porque eso es engañar al público pa´robarle los chavos...¿Y los anuncios en los medios sociales entonces son engañosos?

Me resigné bien fuerte y con buen ánimo me despedí de los empleados, que ya casi nos habíamos hecho panas fuertes, con el lío del sonado casito de  Pablo Casellas. Pa´la cháchara había tiempo, pa´cobrar no.
De regreso esta mañana, había bastante público en la oficina...y como ya sabía pa´lo que iba, dije, no me complico, pago en efectivo cosa de que no me digan que se cayó el sistema de tarjetas de crédito y débito.

Luego de la verificación de documentos, y de encontrarme con la maravilla de que no había nadie en dubi dubi en turno  pero sí la empleada oyendo a Marc Anthony cantar Vivir vivir a to´galillo,  la susodicha me atiende y me dice que tengo unos pagos que no corresponden a los años ya sometidos. WTF? Me pregunta si tengo evidencia de los pagos. Pueeeees claaaarrrooo. Le muestro las evidencias y me dice que ella no entiende qué han hecho en el sistema. Maravillaaaaa. Si  ella no entiende menos yo. El CRIM es un CRIMEN donde no se sabe qué hacen los chavos de los contribuyentes y a qué partidas se los aplican. Después de un rato de teclazos, y no llegar a lado alguno, me dice que prosiga a pagar. Prefería que fuera en tarjeta, me dijo, porque la fila de cash era interminable. Dos cosas, o la gente lava chavos bien duro o están escondiendo chavos debajo del catre. Las dos.

Por suerte, para pagar con tarjeta no hice turno. Recogí el recibo y me fuí lo más rápido que pude. Ya de salida, me encuentro con la séptima maravilla...la de la anciana que tenía que pagar dos chavos...en cash.

Definitivamente esto es la Isla de las Maravillas...cada día me maravillo más y digo que vivir aquí es un gusto adquirido. Heráclito enseña a esta gente que vivimos en un cambio continuo. Debe ser pa´mejorar no pa´ir pa´trás como en cangrejo.



viernes, 17 de enero de 2014

El valor de una palabra en San Juan- $millones

Esto de que en San Juan tenían planificado catear a las personas que fueran a un evento multitudinario me estuvo tan malo como el anuncio pancarta de la avenida Baldorioty de Castro que ofrece servicios de blindado de automóviles. 

No  estoy contra la seguridad ni mucho menos, pero el uso de la palabra CATEO ha costado más dinero que poner en funciones un plan más activo de seguridad. CATEO, cuando buscamos el concepto que tenemos localmente, es virar como media a uno, palpando cada pulgadita para ver que lleva en su persona. Ahí está precisamente el error. Se parte de la premisa errónea de que todo el mundo es un bandido y que hay que investigarlo. Me cuestiono hasta cuándo tenemos que soportar este tipo de agravio.

En vez de poner personal a catear, que bien podría ser manosear, para luego llenar de jaulas a la ciudad capital, hubiera sido mejor, verificar que todas las cámaras de seguridad del Viejo San Juan y zonas aledañas estuvieran en funcionamiento.  Establecer dos o tres pantallas grandes en la que las personas se vieran, claro en lugares estratégicos. Los del Totem verían a los que estaban en la alcaldía y así por el estilo. Esto hubiera sido más económico que contratar a los pone verjas, quita verjas, y pone vallas.

En lugares predeterminados, hubieran puesto puntos de cotejo --que no es lo mismo que cateo--, y activar un dispositivo de seguridad con agentes de orden público con identificación pero en ropa de civil, además de uniformados. La venta de bebidas alcohólicas debería estar monitoreada, de manera tal que a cierta hora dejara de despacharse licor.

El malestar de la ciudadanía es el que nos sigan achacando que somos malos, que nos juzguen por unos cuántos descontrolados. Somos nosotros los que tenemos que poner orden en nuestras vidas y acciones, y comportarnos de manera civilizada. Digo, esto empieza por la casa, pero no puede gobierno alguno generalizar de que todos somos deshonestos, cafres, y bandidos.

Nos toca a todos poner un toque de civilización porque sino nos estarán cateando cada vez que les de la real gana y pa´mi esa no era. A parte, que le cuesta al bolsillo de todos un montón de chavos el asuntito. A portarse bien y dejar la cafrería pa´que no nos cateeeennn hasta el ñú.

jueves, 16 de enero de 2014

Machismo autoritario

En los pasados días, cuando leí la noticia de este anciano que acuchilló a su esposa, también entrada en años, me dio curiosidad pues tristemente la señora se convirtió en la primera mujer asesinada por su compañero de toda la vida. Era, según sus vecinos, un matrimonio bien llevado, de muchos años. Ah, pero otra persona añadió que a veces cuando llega uno a cierta edad, se pone senil. Jum, me parece que esto es un eye opener, no solamente a las parejas de muchos años, sino para los hijos que perciben que algo no está bien entre sus padres.

Pa´colmo de males, me refugio en un documental o algo así de una mujer que, perteneciente a una iglesia cristiana extremista en los Estados Unidos, decidió que ya estaba harta de que su marido, el autoritario señor de la casa, le insistiera a sus hijos, particularmente a los varones mayores, que ella estaba desquiciada. Claro, acomodaticiamente para muchos hombres y familias, cuando uno se sale de la norma autoritaria, sea porque tiene otra forma de pensar y otras creencias, entonces uno está más loco que una cabra. Eso sin fundamento.

He visto esto de que le achaquen locura a personas que en realidad no la padecen. Solamente, el uso de una condición mental para tapar que la persona no se somete a los caprichos de otros, es más que ridículo.

Me imagino, que la doñita fallecida, tuvo un calvario con el don. Ese calvario lo tuvo calladito cosa de que la perfección de su matrimonio se mantuviera hasta el fin de sus días. Entonces, explotó el asunto. La senilidad aportaría mucho, pero el silencio y la falta de ayuda eran compinches de la situación.

El machismo traducido a la violencia, al autoritarismo, al sometimiento, se percibe en una relación desde joven. No hay que ser perito --y no lo soy-- solamente observar con calma el comportamiento humano.

Esa jorobá violencia sea verbal, emocional o física para ocultar la frustración de quien la ejerce está ligada a la falta de aceptación por parte de quien la recibe. Por desgracia son pocos los que le hacen frente y  muchos los que callan.

Los que hacen frente entonces están locos...y somos muchos los que estamos con la etiqueta porque no nos tragamos el cuento como nos lo han tratado de inculcar toda la vida. Entonces, a los que somos creativos nos ponen la etiqueta.  Todo es por miedo al que dirán, al que pensarán o qué descubrirán de nuestra familia. Y descubrimos a Shangrilá al revés, donde los abuelos tenían hijos por el la´o, los tíos chillas y chillos, y había con quien no nos podíamos mezclar porque era homosexual. Really...

No me digas que por que no rezo, no me comporto como quieres, no pienso igual y no aguanto atropellos, soy mejor o peor persona. Solo soy, y como dicen en la jerga...brega con eso. Añado, estamos en otra época. Si yo tengo mi paz, y tu no la encuentras, ah pueh bien. Si no aguanto la violencia, es que no quiero ser violenta y no permito que nadie lo sea conmigo. Así aprendo a ver las cosas desde otra perspectiva, y me siento como el viejito de la película Up...subiendo con los globos multicolores, dejando atrás lo que no conviene. Me voy con mis duendes a otro la´o y tu brega con eso.

viernes, 10 de enero de 2014

El terrorismo nuestro de cada día: crónica de una visita al CESCO

Definitivamente hay que padecer de cierto grado de candidez para creer que en la Insula borincana, cuando se solicita un servicio básico del gobierno, uno será tratado con dignidad, prontitud y responsabilidad. No importa el nivel educativo, adquisitivo y todo lo que termine en ivo que tengas, la contestación es igual...si vas al Centro de Servicios al Conductor. mejor conocido como CESCO, te van a tratar igual que a una ñoña de caballo viejo.

Esto pasa todos los malditos días de esas oficinas. Malditos, porque con toda la mala vibra de la gente que entiende que los que sirven allí no sirven para nada,se han proscrito por los próximos 30 siglos mal tasa´os.

Si vas a renovar tu licencia, aunque lleves los documentos según estipula la página cibernética de este CESCO, habrá oficiales de esta agencia que te harán pensar si en realidad te encuentras en pleno siglo 21, o si te has ido al pasado. Prepárate emocionalmente que la cosa no es fácil.

Empezamos por el estacionamiento, es inservible. Muy pequeño para la cantidad de vehículos. Es mejor ir en bicicleta, a pie o en pon porque el CESCO de Bayamón siempre está abarrota´o, y pa ´colmo fango y boquetes es lo que hay por asfalto.

Si logras entrar por la puerta, después de que el guardia --si tienes suerte de encontrarlo-- te orienta como si formara parte del colectivo "profesional" de esa entidad, y haces filas kilométricas y retorcidas, de pie porque no hay sillas, entonces te has pegado en la lotería.

La suerte de estar secuestrado en una edificación, de estar secuestrado por un sistema que no arranca con la cibernética y la humanidad, de estar en la edad de piedra con Pedro Picapiedras, Pablo Mármol y todos los búfalos mojados haciendo fila en la de los de más de 60 años, te acompaña.

Y si preguntas, tienes que joderte porque te dan versiones diferentes de las contestaciones. El CESCO es un CAOS, tanto como las carreteras de Puerto Rico, donde hay más carros que asfalto. El CESCO es algo por lo que todos pagamos y nada vemos, deteriorado, con baños y facilidades de país tercermundista. donde las filas y la algarabía parece más de viernes negro que de gestión legal y oficial...y allí estuve yo.

Cada vez que la oficial gritaba un nombre, sin tener micrófono, en aquella algarabía, me ponía los pelos de punta. Hice malabares, respiraciones contadas como en yoga, incluso fui en ropa cómoda, cosa de hacer de la mala espera algo llevadero...pero ná, esa gente que trabaja allí no cree ni en la educación, ni en la buena voluntad, ni en rendir una sonrisa al cliente...El mantra de todo el mundo era "sea la madre de esa cabrona".

Y en la fila, en esa desesperante línea te haces pana del de alante, del de atrás, y tratas de ingeniártelas con el guardia, a ver si alguien se apiada de tí. Entonces, cuando más animada está la fila, los chistes de la pelúa que atiende de mal talante a todos se ponen buenos, y alguien le dice "mira, chuuuula te hace falta un marido pa´que se te quite la morriña" entonces  piden silencio entre el corillo, porque la pelúa se incomoda y se lo dice al guardia palito.

Allí, respiro en silencio y pienso, esos trabajadores del CESCO, necesitan un six pack de Medalla, yo dos copas de champagne. Cinco horas más tarde, salí como alma que lleva el diablo con mi licencia renovada, es la vez que más tiempo me toma esta diligencia y me repetí a to´pulmón: VIVIR EN PUERTO RICO ES UN GUSTO ADQUIRIDO. Hay que joderse.

martes, 7 de enero de 2014

Hay que guardar apariencias

No sé en qué versículo de la cantaleta social que se estudiaba en muchas casas portorricensis estaba el que decía: "Hay que guardar apariencias".

Desde chiquita, allá en Royal Gardens, que no tenía ni de Royal un ápice, y de garden, quizás las rosas que mi padre sembraba al frente de la casa de urbanización, siempre escuché a mi madre decir eso de guardar apariencias. ¿Pero  dónde uno se mete pa´esconderse de los demás? Digo, eso era  lo que mi lógica infantil me dictaba bajito pa´que mami no se enterara de que no entendía ni papa de lo que ella hablaba.

Ya cuando de teenager, todavía la longaniza esa de las apariencias estaba. Esto se complicaba porque seguía la machaca de guardar las apariencias pero se unió malévolamente con la frase hecha: las apariencias engañan. ¿En qué quedamos, o las guardo o son un chorro de embusteras?

Tuvieron que pasar años, y por mi cuenta, vivencias que atesoro para por fin entender un acertijo de palabras que nadie te podía explicar porque en realidad era el temor de que la gente fuera genuina. Entonces, el peso social se hizo fuerte en las apariencias esas que había que guardar. Jamás digas que en tu familia hay alguien con problemas mentales, con esquizofrenia o bipolaridad. Esas apariencias hay que guardarlas hasta que todo el mundo se de cuenta de que quien recibió ayuda de un psiquiatra estaba más cuerdo de los que no. Y mira que son muchos los que andan empepa´os con cuanta pastillita xanax consiguen sin darse cuenta que están hundiéndose en el lodo de la depresión.
 Pero hay que guardar apariencias y encima te engañan.

No lo niego, soy tan fea como tan franca. Me importa un bledo lo que piensen de mi, estoy clara con mi conciencia y más aún digo lo que  me corresponde decir. Mi apariencia no engaña. No tapo el cielo con la mano, como muchos que ante los problemas mayores prefieren callar hasta que explotan ellos junto sus líos como cóctel molotov en huelga callejera.

Las apariencias, esas que había que guardar en las familias son universales: los hijos realengos del tío mujeriego, las chillerías, la violencia familiar, la locura y otras enfermedades que no podían mencionarse como la tuberculosis que se llevó a mi abuela paterna mientras mi abuelo, que se casó con ella en un segundo matrimonio, definitivamente lo hizo por interés. La pobre se fue con los Panchos pero le echó bien duro la maldición. Muchos años después el murió como Diplo, después del sexo clandestino, el ataque cardiaco...hay que guardar apariencias, que en toda familia hay revoluces... Ah, y las apariencias engañan.