Vistas de página en total

viernes, 1 de abril de 2011

De planilla no me salva nadie...

Es que hay que disfrutarse lo más que uno pueda hasta bautizo de muñeca en este país, mi querída Insula Barataria. Para aliviarnos de la quejadumbre que nos arropa --¿y quién dice que no la hay cuando tó el mundo se queja o de que las cosas están malísimas, que hace calor, que no hay trabajo, que este país no hace ná, que tienen achaques que aún no se han descubierto en los anales de la medicina moderna?- a salir se ha dicho, de las cuatro paredes que no nos dejan ver más allá de las narices.

Salimos, llenamos conciertos, cines, y el ultimate place to be, el mall. A juzgar por nuestro comportamiento, vivimos más allá de nuestros medios, y es cuando llega la planilla que ponemos el grito en el cielo. Refunfuñando vamos a cumplir con los impuestos, y ahí me uno a los tantos que se cuestionan cómo diablos muchos profesionales esconden tantos chavos --cobrando en cash y sin decir esta boca es mía-- y otros tantos que no trabajan, porque no hay trabajo para ellos, que no se quemaron las pestañas en universidad alguna, ni aprendieron una profesión más allá de vago por convicción, que con lo que me quitan viven mejor que yo y pa´colmo le dan subsidio por el uso de la energía.

No ombe, llegan las planillas y a mi no me salva ni el médico chino. Me voy mejor de festejo para olvidar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario