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lunes, 3 de diciembre de 2012

Las dos varas de la Justa Señora

Desde que soñé con espectáculo de peinado, glorificado sea el dubidubi, que en realidad es un preventivo para los pelos encrespa´os del trópico, caminando por los pasillos de un tribunal insular cualquiera, traté de descifrar el significado de semejante aberración de Morfeo, mi querido amigo.

El cuestionamiento inicial fue en qué rayos estaba pensando cuando me dormí.  Pudo ser la tragicomedia de la semana del Funeral del Macho, con su madre incluida en el cuadrilátero de la cafrería, cómo perdió otra vez Miguel Cotto --by the way, retírate Cotto--, el loco que se comió el pollito, que no era de Kentucky Fried Chicken, o la mujer que recibió una paliza inmisericorde de su boyfriend, un prominente abogado.

Después de echar todos esos pensamientos en una tómbola, albricias, deduje que las varas no eran para el lechón de las Xmas, que la doñita en dubi era la Señora Justicia, que metió preso al que se comió el pollo y sacó libre al que le dió la documentada paliza a la novia. Lo del dubi representa que la misma cafrería que se evidenció con la familia del Macho Man, y su entorno, el paseíto en carroza de cristal como Cenicienta barata, o Novia Gitana antes de llegar al camposanto, se ve todos los días en el sistema Judicial de la Insulita nuestra.

Cómo podemos pedir peras al olmo, si hay abogados conocidos y desconocidos, que entran en el mismo patrón de maltrato que el de la paliza de la novia, que hay jueces apunta´os en ese y otros mambos, y que en Puerto Rico, Charles Darwin, si encarnara reevaluaría la teoría de la evolución...nosotros, aquí vamos pa´tras como en cangrejo.

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