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sábado, 14 de junio de 2014

Por la encendida calle antillana

Estoy convencida que eso de ir pa´trás como el cangrejo se está dando en la Insulita. Desde que los huevos se pusieron a peseta con los tejemanejes de la mala administración pública y pa´colmo los berrinches de los sindicatos que rigen la luz y el agua,   que para mi humilde entender están picando fuera del hoyo porque la guagua se les fue hace rato, esto se ha puesto de lo más colorido.

Ayer, con el calor de verano que está azotando a tutiplén. y mal rayo parta a quienes insisten en cortar árboles pa´plantar cemento, subía esta negra caribeña, de amplísimas caderas, con un tremendo lío de ropa en la cabeza, por la calle Comerío de Bayamón.

Yo estaba tras el volante, por lo que no podía parar en medio de la calle, buscar el celu y lucirme con una foto que era, de seguro la mejor del día. No puedo quitarme del recuerdo el haberme topado con doña Tembandumba de la Quimbamba.

En pleno siglo 21, y esa señora balanceaba aquél tremendo lío en la cabeza, y entiendan que es literal, era una sábana que arropaba un montón de vestidos o algo así. Era de tela, y ella la balanceaba como si fuera bahiana.

La postura para tal esfuerzo sobre humano, a mi entender de acomodada en el aire acondicionado, bajo el candente sol tropical solo lo puedo explicar de una manera: la necesidad obliga.

Tiene que ser por eso, y supongo que ella era caribeña pero no puertorriqueña pues esos asuntos solo se veían en las fotos sepias del año de los tatarabuelos.

Supongo que para aliviarse la carga, llevaría audífonos y estaría escuchando un tremendo merengazo para poder seguir su rumbo. Y yo acá pensando, las de mi Insulita no hacen eso porque se les daña el dubi y se le rompen las uñas acrílicas de diseño intrínsecamente multicolor. La mulata del lío me hizo el día.

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