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miércoles, 29 de octubre de 2014

Yo texteo, tú texteas, él textea

Cada vez que me doy un vueltón en el carro, sea para ir a pasear o al trabajo, me encuentro un chorro y medio de conductores que van bien lento, invadiendo carriles y lo peor, que se tragan la luz, todo por ir con las dos manos situadas en el malditísimo teléfono inteligente.

No importa si hay leyes contra el texteo y el parloteo sin el bluetooth encendí´o a to´fuete en el carro, o si andas como agente encubierto, con el audífono,  tampoco si ponen cámaras callejeras enganchás en los semáforos para disuadir a los conductores a entrar en conductas salvajes en las vías de rodaje...la gente sigue pegá al teléfono como si fuera un tumor que le ha crecido en las manos...

El otro día, en la número 2, venía esta guagua cara, dando bandazos como si su conductor estuviera mega gendío. Rayos, eran como las 3 de la tarde para semejante turca.  Cuando nos fijamos, sea la estampa, andaba texteando.

Mire, doño, usted a penas a su edad puede guiar, y le da con ese guille tecnológico por hacerle caso a Otto Oppenheimer, que casi causa no un accidente, sino una catástrofe en un cruce. Lo peor de todo, es que ni se dio cuenta de todas las mentás de madre del resto de los conductores. No estoy creando un movimiento contra la tecnología sino expresando la frustración de verla mal empleada. Si era mucho con demasiado que la gente hablara por celular 24/7, usando el bluetooth mientras cruzan la calle sin fijarse en el tránsito, y bociferando asuntos personales en medio de las filas de un banco, ahora se cuadró la arepa con el jodido texteo al volante.

La obsesión con estar ejercitando los dedos en el teclado tactil es una cosa, la compulsión por textear al volante le va a causar que se trague de cantazo el teléfono y que se le quede atoradito en el gaznate cuando frene contra un camión.

Textea cuando estés detenido, y cuando sea justo y necesario.

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