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lunes, 24 de octubre de 2011

Conato de susto

Hoy día aproveché para hacerme el examen rutinario, la bendita mamografía, que obviamente viene acompañada siempre de cierto temor, no al dolor de verse esparrachada como mesa dobladiza, sino de lo que dirán los resultados. Así que mientras esperaba mi turno pa´l apretón pensé en todas mis amigas y mis desconocidas que han luchado contra el cáncer de seno. También por aquellas que han muerto por falta de detección temprana. Entonces, eso de vestire como aquella Pantera Rosa, cambia de significado. Mientras tanto, entre la ley  Hippa, el plan médico, el pánico que llevan muchas mujeres a la sala de estudios médicos, y los conciertos de salsa, me dije ¡Ño, de que preocuparme, si todas las que andamos en estos menesteres, tacas o flats,  bes o wanna bes, dubi o plancha de pelo, estamos en el tejemeneje!

Mientras mi amiga, sí porque me han visto hacerme esta prueba durante años, en el mismo lugar y ya son todas mis panas, me esparrachaba con la condená máquina y me pedía que no respirara, traté de contener cualquier palabrota de rigor para estos menesteres dolísticos.

Entre Carnaval y Alguien me diga, si es que así se llaman las canciones esas, me dijeron que tengo que volver para  hacerme otra prueba más. Me paniquié, no hay dudas, no por lo de la prueba sino porque me estoy pareciendo a esas doñitas que se pasan en los consultorios como si fueran al casino.

Claro que no, ese no es mi pasatiempo, tampoco escuchar sobre los medicamentos y la longa que dicen sus efectos secundarios, que muy bien pueden ir desde piojos y ceguera hasta la muerte certera.

Con la última muelita de atrás, dije que no había problema. Pero sí lo hay, verán mi cara otra vez, y pensarán que soy masoquista y que me encanta taaaanto ir a los médicos que estoy como el personaje de un viejo anuncio de la tele que decía " todos los días, todos los días". Por supuesto con entonación y tó cuento. Así que me resigno, tendré que ir y colgá de la cota del santo, invocando a toditos los que tienen que estar allá arriba pa´que los benditos resultados, cubiertos por la ley Hippa esa de privacidad, vengan con decencia y que no haya más conato de susto.

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