Vistas de página en total

lunes, 2 de diciembre de 2013

A juyirrrr del maltrato

Hace menos de una semana andaba de compras por un supermercado cercano y mientras iba entre las hileras de vegetales, me sorprendí al escuchar a este matrimonio discutiendo. Mejor dicho a este marido vociferándole a la esposa porque ella hacía las compras mientras él estuvo estacionando su automóvil. Quedé perpleja de cómo el doño este le hacía reclamos por tonterías, y lo peor, a boca de jarro, pa´que todos nos diéramos cuenta de quién mandaba en la relación. ¿Cómo uno lucha con esto si es pelea entre ellos? Me pasó por la mente decirle al doño que estaba alterando mi paz, no la de su mujer, quien con su silencio, manejó  a situación con cierto bochorno.

Al otro día, una escena similar, esta vez de un joven que puso como chupeta de china a una anciana, evidentemente pariente, por una sombrilla. El hombre joven le reclamaba a grito limpio qué se había tenido que mojar en la lluvia porque ella tenía la sombrilla. Ni que hubiera ido al beauty pa´ponerse lindo...algo difícil porque era más feo que decir ¡ FO!

Si eso es en público, no quiero imaginarme cómo serían en privado. La cartelera debe ser horrible.

Dos eventos que parecen aislados pero tienen algo en común, pasan todos los días.  Estos arranques de violencia verbal y hasta física no conocen clases sociales. El comportamiento abusivo es un síntoma --y no soy perito en materias de estas-- de una sociedad que no sabe canalizar sus frustraciones. 
No pretendo que todo en la vida vaya peaches and cream. Sería ciertamente aburrido, pero poder cambiar impresiones sin gritarse, sería tan chulito. Mientras escribo estás líneas sobre el condena´o maltrato hacia las mujeres, recuerdo un día que nos estacionábamos en el parking de Doña Fela, allá en el Viejo San Juan, y un hombre joven, que era el conductor de otro carro cercano, le dio una bofetada a su esposa, quien gritó y cuando miramos nos dimos cuenta que estaba embarazada. Ea, y ¿qué uno hace? Todavía no lo sé...

Lo que sí sé es que me hierve la sangre cada vez que una mujer se deja maltratar,que no se da a respetar, que permite la humillación, y peor aún, llega hasta morir porque "el diablo se le metió por dentro" a su asesino...con esta cantaleta, ya se han despachado cuchucientas mujeres al más allá. Ah, y el villano, asesino, se suicida en el mejor de los casos, pa´no cumplir cárcel. Y el que queda vivo, por cobarde, ahora tiene su santo patrón: San Pablo Casellas. No si te digo que me prendo en candela cuando veo a alguien maltratar a otro, para luego hacer un show. Qué no le den un Oscar...y a las mujeres, a juyirrrr del maltrato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario