Hay un legado para la generación a la que pertenezco, la X, que no puedo negar: por todo sitio conspiran. Es que desde la Guerra Fría todos tenemos la perse detrás, esa paranoia colectiva que nos vuelve locos.
En los últimos días hemos visto cómo un reductor de velocidad de una carretera se convierte en sospechoso de causar la muerte de un actor y un amigo que iban volando bajito. ¿Acaso no se suponía que fueran a una velocidad moderada? Too fast to be furious.
También cómo la Primera Dama de los EE.UU. puso una trompa más larga que la de un elefante cuando se percató de que el marido, el presi Obama, tuvo su TigerWood Moment con una rubita política danesa en los actos de celebración de vida de Mandela. Eso me gustó, que celebraran la vida del gran Mandela, y que vieran que Michelle Obama es como las demás mortales, con mirada fulminante cuando se trata de ataque de cuernos. Sleeping with the enemy.
En esa misma celebración, donde los jefes de estado desfilaron junto a un supuesto impostor que tradujo en lenguaje de señas los mensajes oficiales, con carné y tó cuento, pudo ser que fuera un agente que velara por la seguridad de los que estaban en la tarima. ¿En realidad sabía lenguaje de señas o estaba haciendo como los jugadores de beisbol de las grandes ligas? Akuna Matata, que viva Simba. La reencarnación de Chita y por ahí viene Tarzán.
En la Insulita no nos quedamos atrás. Con esto de que ya uno no puede darle la mano a un amigo en depresión causada por unos muchos palos demás, y beodo hasta el tuétano, tanto así que la policía se lo lleva al cuartel, no podemos seguir. Por eso el que era Secretario de Justicia, tuvo que montarse e un avión y venir desde Costa Rica a autografiar una carta pre hecha de renuncia. Todo porque la botella y su pana conspiraron para salvarlo de pertenecer a un gabinete gubernamental cuestionable en estos momentos. Waiting to exhale o The Thief Identity.
Mejor me voy mis teorías a otra parte porque lo que hay en estos momentos es puro Gravity! Y lo que nos falta pa´terminar el año es ná...
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