Ay, maestro Cordero, quien alfabetizaba en su tiempo a aquellos desprotegidos...sabemos leer, escribir, sumar y restar gracias a nuestros maestros. Pasan los años y nos acordamos de los que eran buenos y exigían mucho, y de los malos, esos seres pésimos que un aula no era en definitiva, su lugar de trabajo.
Tuve la grata oportunidad de conversar con un grupo de jovencitos de escuela secundaria, lo que muchos aquí le llaman superior. Aunque mucho debe haber cambiado desde que me senté en un pupitre, la condición humana ni pizca mejora en muchos casos.
Por poco infarto cuando me contaron de una maestra de español que daba exámenes de Daddy Yankee y perneaba con los estudiantes. No pretendo que todavía anden leyendo los compendios de La Vida es Sueño, pero por favor. Tuve que cuestionar si los padres acudieron a la escuela cuando se enteraron. Pues la contestación fue que sí pero la principal solo estaba disponible los días de cobro. El resto del tiempo, ni principal ni supervisión.
De ciencias no se quejaron. Aclararon que la maestra era buena y dominaba el tema. Ahí, por lo menos una saco lo mejor de estos muchachos. La de matemáticas no tenía mucha paciencia pero daba clase. La de inglés debía ver más televisión por satélite y la de historia, esa corría en el mismo equipo de la de español.
Daba trabajos y exámenes. Cuando los corregía, los sacaba de un maletín que había pasado a mejor vida y no se enteró ni por las esquelas. Todos sabían que ella venía por el pasillo por la peste a cigarrillos con perfume que traía, y su maletín aportaba los encantos del cenicero a los papeles corregidos.
Me pareció un poco la radiografía de alguna parte del magisterio, los que llegan a dar clases sin vocación, en un sistema de formación en masa, con estructuras arcaicas, vendido a toda costa por la burocracia de turno. Es que se trata de formar pensadores, no acéfalos.
Mientras tanto, estos chicos sueñan con ir a la universidad, hacerse profesionales y echar adelante un país en caos intelectual y moral.
Mi consejo, aprendan todo lo que puedan, el máximo posible, lean, y no se dejen arrastrar. No paren de soñar y crear por la inercia.
Tuve suerte, salí de la conversación sintiendo respeto por ellos, porque pusieron el dedo en la llaga, y puedo contarlo. Son chicos buenos, como los hay en escuelas públicas y privadas. Suerte, mis panas, que por una o un mediocre, uno no se deja arrastrar. Mira y que dar un examen de Daddy Yankee y regueton.
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