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miércoles, 20 de julio de 2011

Los realities de la vida son mejores que los de la tele

Ok, tuve que respirar despacio, inhalar, contar hasta veinte, Zen, exhalar. Estaba en una sala de espera, y mientras todos veían cómo se despedazaban familias "reales" en un show de televisión, observaba muda, atónita, la ficción real de la vida en carne y hueso.  Ya estaba casi convulsando, creo porque ví logos de Tous, Britto con lentejuelas, Chanel en un diseño insólito, y hasta Hurley, este último era ´verdadero, cuando una madre preguntaba a su hija de 14 años si el novio que la había preñado vivia en el caserío o en la urbanización. Too late, lady. Tenía que sentarse con su hija a hablar hacía tiempo, no cuando tiene tres meses de embarazo y un cuerpo que apenas despunta en la adolescencia.  Entonces, me dí cuenta que la niña no tenia la menor preocupación por su estado, y me dije en pensamiento "La ignorancia es atrevidísima pero es mejor que no sepa los riesgos que corren tanto su vida como la de su bebé". Ese drama era por un lado, por otro estaba la obesidad de la mayoría de las mujeres jóvenes, evidencia de mala nutrición y sedentarismo asérrimo.  Sólo había un ente común entre todos los que esperaban, desde el más humilde hasta el más encopetado, el smart phone. Entonces me repetí, inhala y exhala, aquí lo más inteligente e intelectual son los condena´os teléfonos, status symbol para los que no lo sueltan ni en las cuestas, instrumento de trabajo para quienes nos halamos las greñas cada día al ver que con los impuestos de uno viven unos cuántos, que se quejan porque tienen que pagar algún deducible...y siguen multiplicándose...sin piedad por el Planeta.

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