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viernes, 25 de mayo de 2012

Una peseta en cada esquina

Pasar por las carreteras de este país cuesta, aunque no tengan peaje per se, en cada cruce hay alguien  pidiendo chavos. Hay quienes piden con elegancia, un cartel explica toda la tragedia humana en que viven, dicen de la a a la z, todas las enfermedades que padecen, y cómo si fuera poco, enganchan el trillado Dios te bendice. Apelan a la sensibilidad humana y pasan el día a pleno sol, o con lluvia, en la calle.  Hasta ahí, es como en cualquier parte del mundo. Tienes la opción de ayudarlos o no.

Ah, pero como Puerto Rico lo hace mejor, aquí los tecatos pidiones de seguro están unionados. Tienen supervisión de un compinche, que les administra los chavos que recogen, y luego lo lleva al punto de drogas, pa´curarse el vicio. No queda ahí, si sacas una peseta, te miran mal y hasta te dicen que es muy poco, quieren un peso como mínimo. Si no les das ni un vellón, entonces se forma la de San Quintín. No queda mala palabra que no te griten. Aclaro, que usan todas las que uno escucha a diario por lo que ya los oidos quedan inmunes.
Y tú dentro del carro estás loco porque cambie el semáforo para salir del atolladero.

En su momento los tecatos pidiones sirvieron como modelo de vida echaíta por el abismo de las drogas, especialmente cuando un llevaba a los muchachos al colegio y le decía " Mira mijo, eso pasa por usar drogas,. ¿Quiéres terminar así?" Y por ahí venía la cantaleta.

Sé de tecatos gritones, locos, pidiones, exhibicionistas y de los más, embusteros. Hay quien dice el embuste tan bonito que uno se conmueve. Sabrá Dios, cuántos chavos he dado en esta ayudita al prójimo. Pero ya está bueno.

Así como tengo que ganarme el sustento toditos los días, y con todo y que pago impuestos, me piden chavos en la calle, por lo menos ahora escojo a quien rayos le doy,.Prefiero ayudar a los atletas en ciernes, y a las clases graduandas que a los tecatos. Para estos últimos hay más ayudas que para los atletas y estudiantes.

Así que Tecato que te acerques a mi carro, ya sabes que ni un chavo prieto. Lo mio lo comparto con quien quiera, y no estás en mi lista.

Por si acaso, me sé más malas palabras que tú. Y por si acaso, no estoy sorda, te estoy ignorando. Ojalá pudieras salir de tu vicio, que es la peor enfermedad que existe, la escogiste tú mismito.  Es más, duras más que una batería de conejo porque pasan los años y estás en la misma luz, pidiendo bajo el sol.

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