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jueves, 9 de febrero de 2012

Un ventorrillo de iguanas

Con eso de que las gallinitas de palo, que andan choretas por todo sitio, se me ocurre que para mejorar la economía del país, deben incentivarse los ventorrillos, alias timbiriches, de bocados exquisitos preparados con las iguanas de rabo largo y encrespás porque no se hacen ni plancha ni dubi.

Esto, ni a la mentá senorita Laura --no tengo en esta compu la letra correspondiente pero el título tampoco le va a Laura Bosso-- se le hubiera ocurrido. Eso sí un menú fácil de manejar sería la fritanguería, iguanaítos --con recao y harina, fritos al mejor estilo de los bacalaítos--, alcapurrias, empanadillas, tacos y hasta morcillas de iguana. En vez de aceite rebildia'o, cosa de rebajar par de libras, deben usarse aceites saludables con tó las prácticas que exigen las leyes. No porque puedan llevarse el negocio en volandas, sino por respeto a las susodichas animalejas que se tuestan al sol en las breas portorricensis.

El maridaje sería con Medallas frías para hacerlas más criollitas. A lo sumo, una Coors, pa'que no digan pero si este es el remedio del control de natalidad de iguanas, jum, me cuestiono qué rayos pasó con los monos realengos...sabrá Dios si en el futuro se hacen los sesos de monos como carnecitas exóticas...Por lo menos, hay espacio para los chefs fabufabu, de la tele. Y como dicen los de Ponce, lo demás es parking.

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