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jueves, 4 de noviembre de 2010

La bolsa o la vida

Es que no puede ser que estemos en esta época de sicosis de compras compulsivas y convulsivas. Admito que le tengo repelillo a irme de shopping justificado en estos meses pero de verme en tal aberrate obligación, prefiero ir cuando hay menos gente. ¿Será que padezco de eso que mientan como fobia social?  Bueno, aún no he visto anuncio en la tele que diga de un medicamento y todos sus subsecuentes efectos secundarios, como diarreas, cólicos, locura, falta de apetito sexual o intensidad del mismo, que cure esta fobia. De todos modos, parece que a los chicos de la tercera edad, que no prefieren quedarse durmiento hasta las mil y quinientas, les estimula irse de shopping aunque no tengan cobrado el cheque de pensión o de seguro social.  Y entonces, llevan dos vitácoras, una para los velatorios y otra para las apreturas de nuevas tiendas. Ahí vamos para todos los shoppings, con camisetas distintivas, o nos largamos para la última tienda de moda, alias TJ Maxx. Ok, no tenemos chavos para comer pero van a regalar una bolsa reusable. Perfect, menos plástico para el medioambiente, pero de trompás y vituperios se jartaron en la fila para hacer compras primero.  O es que no tenemos ná en el penthouse del cerebro, y menos en el bolsillo, o es que echando fiero nos creemos más. A mí en esos revoluces no me agarran, prefiero mi vida a la susodicha bolsa.

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