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domingo, 7 de noviembre de 2010

Por la pasión del vino

Llevo escribiendo de vinos y licores por algunos años, muchos dirian algunos, par digo yo, porque sólo "sé que no sé nada". Todo el tiempo se aprende y es un reto. Hoy día, en plena tarde de vinos y catas, conversábamos con algunos enólogos y entre la locura colectiva que como el papagayo promulga a los cuatro vientos, que todo está patas para arriba, hay quienes tienen los pies bien puestos en la tierra y el corazón en la pasión con que hacen las cosas. Sacar a un enólogo en los meses recientes a la cosecha, no es tarea fácil. Sin embargo, la misma pasión con que dedican largas horas a la faena del vino, les hace meritorio un descanso. Entre Cabernets, Tempranillos, Malbecs, Garnachas, Pinot Noirs y Sangiovese, me dí cuenta de que todos los enólogos  tienen el denominador común: pasión.

No es cuestión de quién sabe más que el otro en el vino, o quien te dice qué etiqueta es la mejor de una degustación, es el convencimiento por pasión con el que te presentan a su criatura, ese vino que tanta candela les dio. En años buenos, la cosa es fácil, en años difíciles, se crecen. Pero lo cierto es que aún cuando las cosas en la economía están más locas que las cabras, un poco de vino nos hace el camino más fácil. Los que andamos en estas veredas, nos damos cuenta de que si tuvieramos esa misma pasión y compromiso de los enólogos serios podríamos levantarnos de este letargo en que nuestra generación y otras más nuevas han caído. Hay esperanza, como en el vino, todo con la pasión que merece. Así que otra copita de Cabernet que aunque la piña esté agria, por lo menos se disfruta más.

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