Hace unos días recibí una notificación de delincuente. Sí, delincuente, porque el pago del apartamento no llegó al banco el día en que debía llegar, gracias al feriado de Martin Luther King. Oquei, si eso es ser delincuente, pues lo soy porque se envió recién comenzado el weekend. Ah, eso sí, lo cobraron más rápido que decir fo. Entonces, llega el lío este del senador que suple su casa de agua con una manguera conectá a no sé que tubo que aparece a nombre de no sé que fulano, y la luz se la lleva de un poste con una extensión anaranjada o algo así. A mí me dice el banco delincuente y al él le tiran un toallazo de grandes proporciones y sólo lo amonestan. A Gricel Mamery la botaron por una estupidez, y los casos criminales en Puerto Rico no se resuelven, y a Millo, no lo botan, le dan un toallazo. O estoy mal, pero cada vez que veo una cosa de estas que suceden en la Ínsula, quedo eleta.
Para mí no habrá mas toalla que la del mondongo, ese plato que los lunes alimenta el alma del transnocha´o del weekend, esa mismita toalla se la darían a Gricel. Pero a estos seres de suertes increíbles, esos que desafían el intelecto de Juan Bobo, a esos toallazo, pa´los demás tira´era, y prefiero, a la verdad un buen mondongo, para ver si puedo entender algo de la locura colectiva de mi país, un lugar paradisiaco que se vende por hacer las cosas mejor...¿peor? A estas alturas, sigo patidifusa...y delincuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario